Miembros del ELN y las disidencias de las FARC han amenazado y presionado a cerca de 12 periodistas en el departamento de Arauca para que se publique información de sus acciones. Tres de estos periodistas han abandonado el departamento . La Fundación para la Libertad de Prensa FLIP exige respuestas y garantías al Gobierno Nacional.
“En Arauca la situación de la población civil, particularmente de los periodistas, es muy preocupante”. Con esas palabras, Jonathan Bock, director ejecutivo de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), comienza a describir la vulnerabilidad de los comunicadores y las presiones que deben soportar en una región usada como escenario de guerra por los cruentos enfrentamientos entre las disidencias de las Farc y la guerrilla del Eln.
En Arauca han aumentado, de manera alarmante, los ataques al ejercicio periodístico después de la firma del Acuerdo de Paz. En 2017, la Flip registró nueve agresiones contra periodistas en Arauca, cifra que fue triplicada en 2019, cuando se documentaron 27 ataques. En 2020 se registraron 13 casos y en 2021 fueron 24. Algunos de estos ataques han derivado en desplazamientos forzados de periodistas.
“Es urgente que haya una reacción por parte del Estado enfocada en prevenir la violencia contra la prensa y en proteger la vida de los y las reporteras en Arauca. Les solicitamos a la Alcaldía de Saravena y a la Gobernación de Arauca que discutan la situación de la prensa en los consejos de seguridad y que se generen medidas diferenciadas para proteger a los y las periodistas de la zona”, expresó la Flip.
Además, le pidieron a la Defensoría del Pueblo que se reúna con la prensa de la región y atienda sus peticiones. También es vital que la Unidad Nacional de Protección (UNP) resuelva de manera urgente y prioritaria las solicitudes de protección de los periodistas de la región y que refuerce la seguridad de quienes ya cuentan con medidas asignadas, reconociendo el contexto de violencia y los riesgos diferenciales del oficio periodístico.
Desde que se firmó el Acuerdo de Paz, comenta Bock, ha habido un aumento, año tras año, de las amenazas contra los periodistas que se han recrudecido desde 2021. Y menciona tres tipos de presiones que vienen soportando los periodistas en Arauca.
La primera, las amenazas directas provenientes de los grupos armados. “Desde el año pasado hasta hoy son más de 12 los periodistas amenazados, una cifra significativa si tenemos en cuenta que en Arauca no hay una cantidad alta de medios de comunicación”.
En otra forma de presión los grupos armados los obligan a publicar sus mensajes o comunicados. “Esas presiones ponen a los periodistas en una posición muy incómoda, toda vez que empiezan a ser estigmatizados por parte del Ejército y eso los pone en riesgo”, explica Bock.
Por último, en ese agreste contexto, recuerda el carro bomba que explotó el 19 de enero en el centro de Saravena y que afectó las instalaciones del medio digital e impreso Trochando Sin Fronteras y de Sarare Stereo, una emisora comunitaria con alta difusión en el municipio.
“Esta situación termina configurando un nivel de autocensura bastante alto y que algunos periodistas tengan que salir del municipio o del departamento”, asegura Bock.
Los que quieren volver
El Espectador habló con tres de los periodistas que debieron abandonar Arauca para poner a salvo sus vidas. “Salí de Arauca porque me amenazó la disidencia del frente 28 de las Farc, comandado por Antonio Medina”, alcanzó a expresar Emiro Goyeneche, quien participaba en el proyecto radial Sarare Stereo, antes de que se cayera la comunicación vía celular, que fue imposible restablecer después. Él fue declarado objetivo militar por ese grupo ilegal, que distribuyó un panfleto en Saravena en el que declaró que Emiro era guerrillero del Eln, y todo por hacer periodismo comunitario y no acceder a las peticiones del grupo armado ilegal. “A Emiro lo conozco hace varios años y no es ningún guerrillo, y por esa razón me negué rotundamente a publicar el panfleto y volvieron a amenazarme”, afirma Josué Nieves, quien dirige el medio virtual más grande del piedemonte araucano y uno de los más grandes del departamento de Arauca, llamado N Noticias Saravena, fundado el 23 de enero de 2019.
Como Goyeneche, Nieves también abandonó el departamento para hacerles el quite a las amenazas de las disidencias de las Farc. “Desde que monté el medio virtual, y empezó a crecer, las guerrillas buscan el medio para publicar la información alusiva a esos grupos guerrilleros, y me he negado a publicar y he recibido amenazas, como también me negué a publicar una prueba de supervivencia del coronel Pedro Enrique Pérez, secuestrado por las disidencias de las Farc y después liberado. Me llevaron del lado venezolano y Antonio Medinav me dijo que grabara, pero no me presté para eso”, relata Nieves.
Este periodista cuenta con dos hombres de protección y un vehículo blindado “que me suministraron por trámite de emergencia, pero aún no ha salido la resolución para asegurar que me dejan con el segundo escolta y el vehículo. Los trámites de emergencia duran tres meses, y en mi caso está a punto de cumplir ese período”.
Nieves espera que la Unidad Nacional de Protección (UNP) emita una resolución de protección que dura un año y que le daría un esquema de seguridad completo con dos escoltas y un vehículo blindado.
Bock anota que se han intensificado los enfrentamientos entre el Eln y las disidencias de las Farc, “y esto se cruza con el robo de cerca de 12 vehículos de la UNP en el último año, entre Saravena y Araquita, lo que aumenta la vulnerabilidad delos protegidos”.
Otro periodista que debió salir de la región para resguardar su vida es Reinaldo Talero, quien el 25 de enero fue abordado por un joven que lo señaló de ser parte de la guerrilla del Eln, y le dieron 48 horas para salir de Saravena “o si no que ya sabía a qué debía atenerme. Yo me fui para el terminal y compré mi pasaje, porque prefiero que digan que aquí corrió un periodista cobarde y no un periodista valiente. Un día antes habían asesinado a un muchacho al que habían señalado de pertenecer a la guerrilla. Pero uno dice bueno, gracias a Dios por lo menos nos dejaron salir”.
Y añadió que “en este momento no tengo ninguna ayuda, pues la Flip tomó el caso y lo remitió a la UNP, y estoy esperando el estudio de mi caso. Me quedé sin ingresos. Es muy duro, en este momento todos los periodistas somos objetivo militar. Estamos viviendo una zozobra terrible”.
Fuente: información e imágenes, FLIP/El Espectador/ Ricardo Ávila Palacios.